
ex concejal y ex director laboral Banco del Estado.
Regule usted mismo el consumo de luz eléctrica, almacene agua hervida, o sea, comprese un termo, desconecte sus artefactos eléctricos, y un sinnúmero de otras recomendaciones, son las que han tenido ocupados a los canales de televisión a raíz de la inminente alza del precio de la electricidad.
Un alivio a la latera sobrecarga de noticias asociadas a crónica roja de nuestra TV, para abrirle paso a la pesadilla que bien podría significar para muchas familias un tren de alzas en este ítem y que se estima podría empinarse en algunos casos en un 57% durante el transcurso de los próximos meses, empezando este 1 de julio.
Es que un alza de 9% en el contexto de la revuelta social resultaba inviable de ser aprobada por el Congreso, máxime cuando por los famosos 30 pesos en el alza del transporte público, se había desatado un ciclo de protestas sociales que no habíamos visto desde los tiempos de la dictadura cívico-militar.
A modo de contexto, recordemos que previo al estallido social, varios ministros de Estado del gobierno del extinto presidente Piñera coadyuvaron con sus declaraciones a generar un clima de desasosiego y molestia en sectores sociales golpeados por el sobreendeudamiento, pésimas pensiones y bajos salarios.
A propósito justamente de los 30 pesos, bástenos con mencionar la recomendación del ministro de Economía de entonces, Andrés Fontaine, cuando nos invitaba a levantarnos “más temprano” para capear el alza de 30 pesos en el valor del metro y el mismo presidente Piñera presentaba a Chile a nivel internacional como “un oasis”. Se dibujaba un país irreal, solo para unos pocos y a los demás se les invitaba a seguir haciendo “vida social en los consultorios”.
El contexto país hoy es distinto. No obstante, los muchos pendientes, básicamente los mismos que no han podido encontrar un cauce positivo para las mayorías, existe un gobierno de otro signo, más cuidadoso que el anterior en el manejo comunicacional, y al que le rebota el congelamiento de los precios de la electricidad de hace 5 años y con una deuda para el Estado de unos 6 mil millones de dólares más intereses, provenientes del subsidio al 40 % más vulnerable de la población de nuestro país.
Sin embargo, la vida de los países es como es y lo que cabe ante esta situación es que el gobierno del presidente Boric se la juegue por mantener y ampliar el subsidio por consumo de energía eléctrica, ampliándolo a las capas medias, que de lo contrario se verían severamente afectadas por las alzas proyectadas en este bien.
Con todo, por las siguientes tres razones, el tema de fondo seguirá siendo la recuperación para el Estado de los servicios básicos, como el de la electricidad y el agua, entre otros:
Primero, acceso universal y equidad: porque la gestión estatal de estos bienes garantiza que todos los ciudadanos, independientemente de su ubicación geográfica o situación económica, tengan acceso a servicios esenciales como el agua y la electricidad. El Estado puede implementar políticas para asegurar que incluso las comunidades más remotas o menos favorecidas reciban estos servicios básicos, promoviendo la equidad y reduciendo las desigualdades que el mercado intensifica.
Segundo, interés Público y control de precios: la provisión de servicios esenciales por parte del Estado permite mantener los precios bajo control y evita la explotación por parte de monopolios privados. Cuando el Estado gestiona estos recursos, puede regular los precios para que sean asequibles para todos y asegurarse de que los servicios sean prestados de manera justa y razonable, evitando prácticas abusivas y garantizando que el interés público prevalezca sobre el lucro privado.
Tercero, seguridad y sostenibilidad: La gestión estatal de recursos críticos como el agua y la electricidad permite una planificación y gestión a largo plazo orientada hacia la sostenibilidad y la seguridad. El Estado puede implementar políticas de conservación, inversiones en infraestructuras y tecnologías limpias, y asegurarse de que la distribución de estos recursos se realice de manera segura y eficiente, protegiendo tanto el medio ambiente como la infraestructura crítica de posibles amenazas o desastres. Somos un país afectado por la crisis climática, mientras que en desastres somos campeones mundiales.
Es cierto, almacenar agua caliente en termos como nos lo sugieren los expertos que aparecen en la TV en algo podría ayudar. Pero es un modo de hacernos responsables solamente a los ciudadanos comunes y corrientes, cuando en realidad es la sociedad a través del Estado la que debe tomar posesión de los bienes que nos pertenecen a todos.