La derecha, otra puerta para la entrada del crimen organizado

Foto de MARCIN CZERNIAWSKI en Unsplash

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Foto de MARCIN CZERNIAWSKI en Unsplash

Cada vez que las derechas obstruyen o desacreditan las medidas del gobierno en contra de la criminalidad,  a objeto de ganar algún avance político, una ventaja, una visibilidad útil para alguien, cosa que hacen permanentemente en todos los ámbitos, fortalecen las condiciones para la expansión de la delincuencia y el narcotráfico.

Una característica esencial de las organizaciones del crimen organizado, es su efectividad  en detectar las debilidades de los escenarios por donde penetrar en las sociedades de su interés. Ya pueden ver con más claridad, segmentos de organizaciones, instituciones, empresas, personas y poderes del Estado, susceptibles y aptos para la corrupción y la impunidad, materias primas principales que le proveen capacidades, oportunidades, enlaces y beneficios al crimen organizado. No son un ataque frontal, sino un gas corrosivo que penetra y que con tanta asertividad  definiera el experto Pablo Zeballos como un virus silencioso que se desplaza en la oscuridad. Este impresionante Caso Hermosilla, le ha dicho al crimen organizado que ya está en presencia de sus principales requerimientos  y oportunidades de expansión así como de consolidación.

Desde los diversos componentes que integran a la derecha, esta expresión política  ha creado un escenario en el cual están debidamente protegidos sus intereses y la consecución de estos. Se ha torcido, muchas veces, la intencionalidad de normas y leyes desde su aplicación relativa hasta la impunidad ante sus efectos. Allí están la reforma constitucional, el mejoramiento del sistema político, la manera de elegir ministros de la Corte Suprema, notarios, el aseguramiento de la educación como negocio,  la conflictiva ley de pesca,  el aborto en tres causales, una larga lista de obstrucciones y modificaciones. Para ello, se han empleado relaciones, contactos, ofertas, amenazas, campañas comunicacionales, toda clase de distorsiones para lograrlo.

Disponer de una ciudadanía atemorizada les ahorra esfuerzos a los criminales, recoger informaciones valiosas respecto de las áreas más proclives a la corrupción o a la intimidación, les resulta sumamente beneficioso. Esas informaciones, la identificación de  personas,  de espacios sociales, empresariales o políticos les permiten crear eficientes bases de reclutamiento para capturar colaboradores, operadores políticos, informantes, abogados, soldados  que profundicen los datos, crear rutas de penetración en el conjunto de los órganos administrativos, en los diversos poderes del Estado, en el mundo empresarial, en los establecimientos educacionales. Todo ello les permite optimizar las líneas de desarrollo de su plan de negocios, abatir las resistencias, fortalecer los apoyos necesarios.

Triste espectáculo, cuando los parlamentarios dicen una cosa y hacen otra. Cuando al defender sus pequeñas granjerías exponen a toda la sociedad a un peligro de gran alcance; cuando denigran el accionar de los órganos del Estado en su lucha contra el crimen; cuando aprovechan la oportunidad más mínima para desestimar los esfuerzos del gobierno y de los órganos encargados de la seguridad. Todo ello fortalece al crimen organizado, le facilita la tarea, derrumba las expectativas de paz y desarrollo de la ciudadanía. En ese mismo instante hablan de seguridad, desarrollo, crecimiento, eficiencia, buenas ideas, proyectos y planes.

Por ejemplo,  se niegan a levantar el secreto bancario, herramienta capital para el trasiego de sobornos, beneficios  indebidos y lavado de dinero. Sin dinero  limpio,  demostrable como tal,  las ganancias del crimen no tienen futuro.

Esta conducta que empieza a conocerse en toda su actual  magnitud y espero que así sea, es una demostración  lamentable de egoísmo, mediocridad política, oportunismo, malas intenciones, codicia. En ese mundo, la vida de la ciudadanía que convive con ellos es ignorada, desechada, abusada excepto cuando es necesario disponer de su respaldo político, entonces se hacen visibles las ofertas, las más suculentas expectativas, el futuro brillante.

No sé si es por ignorancia, ingenuidad o simplemente perversidad política,  Marcela Cubillos le indica al Presidente de la UDI, que revise cuántos funcionarios de las universidad privadas pertenecen a su partido.

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